El joven de 8vo grado: 13- 14 años
Esta etapa evolutiva, es crucial para cultivar la capacidad de juicio racional. En esta etapa el alumno es capaz de utilizar su mente como instrumento objetivo.
Otros rasgos de la psicología del adolescente son un idealismo valioso y sano así como una vulnerable sensibilidad hacia sus propios sentimientos y experiencias. Estos aspectos necesitan protección. A partir de la pubertad muchos jóvenes disfrazan su condición interior: las chicas pueden volverse coquetas, desafiantes, los chicos suelen defenderse por medio de comportamientos introvertidos o por una aparente falta de interés en el mundo.
Muy especialmente por los sentimientos de este período el joven necesita de una confianza explícita y de un guía, en esta etapa el sentimiento se libera de las relaciones en que ha estado arropado hasta entonces y se hace oír en el alma del joven, dominado por simpatías y antipatías que fácilmente hunden al joven en el sufrimiento, la desesperación y la depresión. Esto ha de ser contrarrestado ofreciéndole oportunidades de que se concentre con todo su ánimo en algo externo y objetivo. Por tanto en esta edad, las asignaturas artísticas son una necesidad vital y evolutiva.
A través del dibujo, de la pintura en acuarela, del trabajo de educación física a al aire libre, huerta, música, se modela el espacio anímico tan sensible ahora, y de esta manera se des-subjetiviza.
Otro medio de mayor importancia para descargar ese reconcentramiento desmesurado, es hacer teatro, especialmente en este año, en la cúspide de la edad más impertinente.
Ha de trabajarse también sobre la voluntad ahora más libre y con más fuerza propia, separándola del hundimiento tan frecuente en apetitos o en una agresividad sin dirección. Le hacemos frente directamente sí le hacemos las cosas más difíciles, si le exigimos y le ponemos tareas en las que pueda probar sus fuerzas. Un medio primordial para probarla en esta edad son los talleres de oficios que exigen atención del pensar y sensibilidad del sentir, el trabajo con la costura, la cocina, la encuadernación, la madera y los metales por ejemplo.
Cuanto más aprenda a esta edad a salir de sí mismo, a entregarse a una tarea difícil que exija mucha fuerza espiritual y física, más sano y fuerte se hará.
Lo más sano e importante de esta etapa es que se trabajen los tres niveles: el intelectual, el del sentimiento y el de la voluntad.
En el plano de lo intelectual ésta educación se lleva a cabo a través de asignaturas especializadas, como historia, lengua, biología, lenguas extranjeras, química, geografía, las ciencias y las matemáticas juegan un papel predominante. No se trata de un aprendizaje memorístico, sino de estimular capacidades creativas. El joven ha de poder decirse: “en ti tienes un instrumento con el que puedes descifrar los enigmas del mundo”, ha de ganar confianza en las fuerzas de su pensar ahora libres y ha de poder entrenarlas, mediante diferentes proyectos investigativos.
El tercer septenio es la fase más importante para la formación de la personalidad. Se realiza conduciendo las nacientes fuerzas individuales hacia el exterior, hacia hechos reales, hacia problemas de carácter histórico, científico, etc.
Cuando la voluntad del alumno desfallece, tiene el profesor que animarle.
Nuestros jóvenes nos quieren verdaderos.
Tenemos que saber esperarlos y estar ahí como un faro para cuando nos busquen, como educadores y familia le tenemos que dar la seguridad de que estamos para ellos incondicionalmente.
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